Ciclo de formación en transferencia tecnológica “Impacta I+D+i 2021” comienza dando claves para innovar con las empresas

¿Cuáles son las claves a considerar a la hora de desarrollar un trabajo colaborativo de innovación con las empresas desde la Universidad? Primera charla del programa “Impacta I+D+i” organizado por la Dirección de Gestión Tecnológica (DGT) USACH, entregó 12 factores clave para tener en cuenta en este proceso.

Las bases para entender el proceso colaborativo de investigación, desarrollo e innovación entre las empresas y la universidad, fue el tema central de la charla que dio inicio el pasado martes 5 de octubre, al programa “Impacta I+D+i”, iniciativa organizada por la Dirección de Gestión Tecnológica USACH y dirigida a investigadores, estudiantes de postgrado y gestores tecnológicos de nuestra Universidad.

La charla fue dictada por la experta Sandra Díaz, consultora en I+D+i+e y socia fundadora de Ematris, quien abordó los desafíos de la I+D+i colaborativa con empresas, los principales obstáculos y causas de la baja relación entre ambos mundos y las estrategias market pull y technology push, ambas dinámicas de innovación con distintos enfoques. 

La experta dio un completo panorama del estado actual de la relación entre la universidad y el mundo empresarial, destacando como causas de la baja vinculación, temas como la escasa colaboración y difusión, expresada en pocas oportunidades de intercambio entre la academia y la industria, tanto por desconfianzas como por desalineación de expectativas. Una segunda causa es el bajo nivel de inversión en I+D en el país, especialmente como contribución del sector privado. Y finalmente, la escasa disposición a innovar, donde las industrias tradicionales son reacias a hacerlo cuando existe alto riesgo tecnológico, a lo que se suma el bajo involucramiento de investigadores en el proceso de brokerage y transferencia tecnológica.

En este panorama, ¿cuáles son las claves a considerar a la hora de desarrollar un proceso colaborativo de I+D+i con las empresas desde la Universidad? A continuación, los 12 factores clave para tener en cuenta en este proceso, que entregó esta primera charla del programa Impacta I+D+i:

  1. Tender puentes entre la Universidad y la empresa.

Uno de los desafíos más importantes es lograr compatibilizar dos  formas distintas de ver el mundo, las universidades, por un lado, y las empresas, por otro. Las empresas quieren una solución a su problema, que implique menor costo o más ingresos al menor riesgo posible. Por otra parte, las universidades no quieren prometer algo que no pueden cumplir ni parecer poco rigurosas.

  1. Estrategias de transferencia tecnológica

 A la hora de pensar en las estrategias de transferencia tecnológica, se deben considerar múltiples alternativas, entre las que se consideran: patentamiento, licenciamiento, spin-offs, investigaciones por encargo (contratos tecnológicos), I+D colaborativa y consorcios, servicios tecnológicos, análisis de laboratorios, peritajes y ensayos, inserción del capital humano avanzado, entre otros. Cada estrategia dependerá del desafío a abordar, pero todas buscan beneficiar a la sociedad del capital intelectual y de conocimiento que hay en las universidades para resolver problemas complejos.

  1. Identificar el estado de madurez tecnológica de los proyectos

Para identificar el estado de madurez tecnológica, la NASA desarrolló en los años 70 una nomenclatura denominada Technology Readiness Level (TRL), una escala que ayuda a medir e identificar la madurez tecnológica de un proyecto. Esta escala va desde el TRL1 (menor maduración, idea básica) hasta el TRL9 (mayor maduración, Sistema probado con éxito en entorno real). “Las universidades, en general, están orientadas a los primeros 3 TRL, mientras que la industria está mucho mejor preparada para el desarrollo de tecnologías desde el TRL7 en adelante. El desafío en este ámbito es abordar el gap que hay entre el TRL4 y el TRL7, lo que permitiría madurar la tecnología para entrar al mercado y lograr la comercialización”, explicó Sandra Díaz.

  1. Aumentar la experiencia e involucramiento por parte de los investigadores

Solo el 9% de los investigadores tiene experiencia en temas como propiedad intelectual, según un estudio de la INAPI, a lo cual se suma un bajo involucramiento en los procesos de transferencia. “La evidencia indica que el involucramiento del investigador en las diferentes etapas junto con el broker tecnológico son un factor clave para poder hacer buena transferencia tecnológica”, afirmó Sandra Díaz.

  1. Ayudar no es lo mismo que colaborar

Muchas veces se confunde ayudar con colaborar. Mientras ayudar requiere un menor nivel de confianza y compromiso, el concepto de colaboración, en cambio, requiere un mayor nivel de conversación y co-creación entre las diversas partes. “Esto implica una relación que vaya más allá de algunas reuniones, es construcción de confianzas y entender lo que necesita el otro, lo que permite desarrollar soluciones pertinentes a las problemáticas y desafíos sociales y de la industria”, planteó Sandra Díaz.

  1. Identificar oportunidades de investigación que puedan ser realmente colaborativas

En general, las oportunidades de investigación más bien aparecen por los intercambios en seminarios internacionales o a partir de algún pivoteo de una línea de investigación previa que permite seguir investigando una cierta problemática. Sin embargo, para lograr trabajar con las empresas es clave escuchar lo que necesitan, lo que implica aumentar la vigilancia y prospectiva tecnológica. “Esto requiere más que un par de reuniones o visitas anuales a las empresas, sino que más bien requiere mayor inversión en confianza y vínculos”, aseguró Sandra Díaz.

  1. La necesidad de identificar diversas fuentes de oportunidades

La oportunidad aparece cuando se identifican condiciones favorables en el entorno desde el punto de vista técnico y comercial que pueden ser aprovechadas por entidades (personas o instituciones) que tienen capacidades para abordarlas. De esta forma, las principales fuentes de oportunidades están en los desafíos y problemas de la industria, cambios en el entorno, nuevos descubrimientos, conocimiento único y mejoras a las tecnologías, productos o servicios existentes. Según estudios, una mejor oportunidad de negocios ocurre cuando se recurre a una mayor diversidad de fuentes de información.

  1. Modelo technology push para comenzar desde la investigación básica

Este modelo, también conocido como modelo lineal, establece que la innovación tecnológica comienza con la investigación básica, pasa por la aplicada y luego llega al mercado, sin embargo, no pasó por haber identificado una oportunidad de mercado tangible. La principal ventaja de este modelo es tener la posibilidad de encontrar oportunidades más disruptivas que el mercado aún no ha identificado. “La clave, sin embargo, es que el technology push sí esté basado en oportunidades de mercado” señala Sandra Díaz.

  1. Modelo market pull para abordar necesidades explícitas del mercado

Este modelo explica el surgimiento de la innovación a partir de la demanda o desde las necesidades de la sociedad, es decir, a partir de estas necesidades se aprovecha el conocimiento desarrollado por la comunidad científica. En el caso del market pull es una necesidad explícita de las empresas. “La principal ventaja es que, al iniciar un proceso de I+D e innovación con una visión más clara de las necesidades del cliente, esto permite realizar más fácilmente un proceso de transferencia tecnológica”, explica Sandra Díaz.

  1. La importancia del calce “cliente-problema-solución”

No hay que subestimar el esfuerzo que requiere este calce, el cual debe hacerse de forma manual, es decir, con mucho involucramiento y presencia de los investigadores con las empresas. Ese calce debe considerar un análisis completo del mercado, basado en las necesidades del cliente, lo que permite generar una propuesta de valor para cada segmento para luego validar y ajustar dicha propuesta.

  1. Mantener contacto permanente con las Oficinas de Transferencia y Licenciamiento (OTL)

En ese contexto, iniciativas y políticas públicas como las Oficinas de Transferencia y Licenciamiento permiten facilitar el encuentro entre el mundo empresarial y académico y reducir la brecha de colaboración. En la USACH, dicha labor es realizada por la Dirección de Transferencia Tecnológica (DGT). En esta unidad un equipo multidisciplinario de gestores tecnológicos asesora y acompaña a los investigadores en el desarrollo de sus proyectos y en la relación con la industria, además de difundir nuevas oportunidades, conocimiento y buenas prácticas.

  1. No olvidar las buenas prácticas para la colaboración entre industria y universidad

Siempre es importante tener a la vista las buenas prácticas recomendadas por los expertos. Y una buena lista de ellas se puede encontrar en el paper “Best Practices for Industry-University Collaboration”, escrito por Julio Pertuzé del MIT. Estas son: seleccionar una empresa en la que el proyecto de I+D sea importante para su estrategia; vincularse con responsables en las empresas que traspasen los límites en cada organización; compartir con el equipo de investigación la visión de cómo la colaboración puede ayudar a la empresa; invertir en relaciones de largo plazo más allá del proyecto; establecer un vínculo efectivo con el equipo de la empresa; generar una amplia conciencia del proyecto dentro de la empresa; apoyar el trabajo tanto durante el proyecto como después, hasta que la investigación pueda ser explotada.