El Dr. Hugo Pérez, investigador y director del Laboratorio LEMAA de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido de la Universidad de Santiago, lideró el desarrollo de un resonador acústico hecho con plástico reciclado, que disminuye el nivel de ruido en oficinas y fábricas, impactando en la calidad de vida laboral. La investigación fue financiada por la ANID, tuvo la colaboración de las empresas asociadas Desafío Ambiente, Sonoflex y Plásticos JH, más el apoyo de la Dirección de Gestión Tecnológica de la Vriic.
Con la presentación de los resultados, entre los cuales destaca un prototipo en funcionamiento en la empresa Desafío Ambiente, se realizó el evento de cierre del proyecto Fondef “Resonador acústico de plástico reciclado para espacios de trabajo”.
La ceremonia fue encabezada por el director de la iniciativa, Dr. Hugo Pérez, junto al equipo del Laboratorio de Exploración en Materiales Arquitectónicos Ambientales (LEMAA). También participaron el Dr. Rodrigo Vidal, Rector de la Universidad de Santiago de Chile (Usach); el Dr. Aldo Hidalgo, Decano de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido; representantes de las empresas asociadas y parte del equipo de la Dirección de Gestión Tecnológica, entre otros presentes.
Durante la actividad, el Dr. Pérez subrayó que tras dos años de trabajo, se desarrolló un prototipo avanzado de resonador acústico fabricado con polipropileno reciclado, que además es reciclable. “Este se integra en techos y muros, ofreciendo una alternativa más sustentable y eficiente para controlar el ruido en entornos como oficinas, fábricas o industrias”, explicó.
Destacó que uno de los beneficios principales, es el impacto positivo en la salud auditiva de las y los trabajadores. “Estamos ofreciendo una alternativa sustentable en el mercado de productos acústicos, que reduce las condiciones de ruido en espacios laborales y contribuye a la sostenibilidad”, puntualizó.
Asimismo, indicó que el prototipo alcanzó resultados significativos tanto en laboratorio como en condiciones reales, logrando disminuir la reverberación y absorber frecuencias medias y bajas, lo que abre el camino a su futura escalabilidad. “Tras el desarrollo de la cobertura del resonador, se protegió su propiedad intelectual en INAPI como modelo de utilidad”, añadió.
Valoran colaboración
El Dr. Hugo Pérez también destacó los retos y logros del proyecto, donde el eje central fue el trabajo conjunto con las empresas Desafío Ambiente, Sonoflex y Plásticos JH, además de otras que se sumaron posteriormente, como CIPA, CITEC de la Universidad del Biobío, el Laboratorio de Acústica CPIA y AMG. “Todas estas entidades conformaron un ecosistema productivo situado, que fue clave para abordar los desafíos técnicos, ambientales y de diseño del proyecto”, señaló.
Explicó que el resonador se diseñó con una carcasa difusora y un relleno de fibra absorbente. “En el caso de la cobertura, esta se diseñó junto a Plásticos JH, mientras que Desafío Ambiente trabajó en el desarrollo de una máquina extrusora para el relleno”.
Para María José Vargas, co-fundadora de Desafío Ambiente, “este fue un ejemplo concreto de lo que es la academia y el mundo privado: cuando se unen, pueden sacar productos tan innovadores como este”. Además, valoró que esta alianza los motivara a avanzar en el desarrollo de la fibra absorbente.
Respecto a la instalación del prototipo en la fábrica, afirmó que “los cambios han sido notorios, haciendo el ambiente mucho más confortable” y agregó que antes, el ruido de las maquinarias hacía casi imposible mantener reuniones o hablar por teléfono.
En tanto, Cristián Hernández, gerente comercial de Plásticos JH, destacó que “el trabajo con LEMAA fue literalmente en conjunto, permitiéndonos complementarnos para llegar a un diseño final”. Añadió que su empresa aportó la visión productiva, asegurando que el resonador fuera inyectable, ensamblable y resistente, mientras el laboratorio garantizó la eficiencia acústica.
Investigación con impacto
El cierre del proyecto también fue ocasión para destacar el aporte estratégico del LEMAA a la Universidad de Santiago, consolidando su rol como espacio clave de innovación y transferencia de conocimiento, con impacto académico y productivo.
El Dr. Rodrigo Vidal, Rector de la Usach, indicó que “el trabajo que se está haciendo, en el Laboratorio LEMAA, así como en otros proyectos de investigación e innovación, está logrando marcar lo que la facultad venía buscando”. Agregó que parte fundamental de este camino ha sido incentivar la colaboración entre la academia y la empresa, especialmente para una universidad estatal en áreas como la arquitectura.
Por su parte, el Dr. Aldo Hidalgo, Decano de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido, subrayó que el Laboratorio “tal como está concebido, ocupa un lugar estratégico. Si se revisa la historia, los cambios y paradigmas arquitectónicos surgen principalmente de la investigación en materiales, más que de las funciones o los estilos. El verdadero fundamento de la transformación está en la materialidad, y es justamente ahí donde adquiere su valor estratégico”, detalló.
Finalmente, el Dr. Hugo Pérez expresó su satisfacción con los logros alcanzados y las proyecciones del resonador. “Este es solo un primer paso. Creemos que la investigación y la colaboración seguirán permitiendo que este producto llegue al mercado, generando un impacto positivo en la sociedad y en el medioambiente”, concluyó.
Autora: Paola Armijo León
Fotografía: Comunicaciones Vriic
Tags: Investigación Aplicada
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